Como consecuencia de los efectos secundarios de los tratamientos de quimioterapia se produce esencialmente una profunda deshidratación, y debido a ella un gran aumento de la sensibilidad.
En algunos casos, se produce un desequilibrio entre el aporte de líquidos y la eliminación de los mismos, con el consiguiente efecto de una hiperhidratación (exceso de hidratación e hinchazón).
En ocasiones pueden aparecer manchas, prurito (picor), acné, enrojecimiento y en casos extremos, el levantamiento de la piel produciéndo una herida (por roce o frotamiento).