Según el Código Europeo Contra el Cáncer, está demostrado que se puede reducir en un 18% el riesgo de padecer cáncer mediante una alimentación saludable, la práctica diaria de ejercicio físico y manteniendo un peso saludable. Estas recomendaciones de estilo de vida y peso corporal consisten en tener un peso corporal normal [índice de masa corporal (IMC) entre 18,5 y 24,9 (expresado en kg/m2)]; evitar los alimentos que favorecen el aumento de peso, como las bebidas azucaradas y la comida rápida; practicar una actividad moderada durante al menos 30 minutos diarios; dar el pecho (en el caso de las personas que decidan dar lactancia materna); consumir preferentemente alimentos de origen vegetal; limitar el consumo de carne roja; evitar la carne procesada y limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
La acumulación de grasa en el cuerpo produce hormonas como el estrógeno, también inflamación permanente y un aumento en la presencia de la insulina, lo que promueven el crecimiento y la reproducción celular y aumenta la probabilidad de aparición de un cáncer . Los tipos de cáncer más habituales relacionados con la obesidad son el colorrectal, de riñón, de esófago, de páncreas y de vesícula biliar; además, en el caso de la mujer, los de mama (en posmenopáusicas), endometrio y ovarios.
