Las distintas organizaciones mundiales afirman que existe evidencia científica sólida de que mantenerse físicamente activo disminuye el riesgo de padecer cáncer, concretamente reduce el riesgo de cáncer de colon, de mama y de endometrio. Además, evitar el sedentarismo y mantenerse físicamente activo ayuda a promover un peso saludable protegiendo, indirectamente, contra otros tipos distintos de cáncer asociados con la obesidad, como el cáncer de riñón, páncreas, esófago y vesícula biliar.
Y no sólo esto, mantenerse físicamente activo también reduce el riesgo de sufrir otras enfermedades, como cardiovasculares, osteoporosis, depresión, diabetes y, además, mejora el funcionamiento del sistema inmune.
Por tanto, queda clara la importancia de evitar el sedentarismo y realizar actividad física. .